domingo, 23 de septiembre de 2007

23 de Septiembre, día del politólogo

No lo escribí yo, lo leí por ahí.
Creo que dice unas cuantas verdades.
O por lo menos, describe situaciones por demas familiares.

Recientemente he venido pensando acerca de la ciencia política y su labor social (si es que la tiene) y no he podido llegar a nada concreto. El politólogo, creo yo, se dibuja como esa nueva opción de profesión para algunos rimbombante, para algunos carente de sentido y para otros fundamental, pero que no se configura como nada en específico absolutamente hablando.
La verdad es que en múltiples oportunidades me han preguntado:
- politólogo? que es esa vaina? eso existe?
Y entonces uno empieza a responder (dependiendo de quien le haya preguntado):
- pues, como le digo, a ver, depende…y desde ese depende uno dice lo que probablemente esa otra persona desea escuchar, o algo así. La vaina es que me he dado cuenta que uno como politólogo nunca concreta nada (o casi nada, eso también depende) y no logro entender el por que.
Será que uno no tiene nada para concretar, o será que simplemente nos educaron para que no concretemos las cosas (y ese es el ethos sublime -histérico- de nuestra profesión), o será que yo soy el único que no concreto, realmente no sé (de nuevo el circulo vicioso-carente-de-concreción).
Sé, que distamos de los abogados y del derecho como tal (gracias a dios) y que no nos dedicamos a hacer política (formalmente dicha), aunque uno diga que todo en la vida son relaciones políticas mediadas por relaciones de poder (pero eso vendría siendo harina de otro costal), pero me niego (por momentos) a creer que la ciencia política (por lo menos en su etapa de pregrado) es algo mas o menos como un buen curso de cultura general de 4 o 5 años (dependiendo de donde se estudie).
Sé, que el politólogo no es algo etéreo, aunque yo si lo sea, se que no tenemos las respuestas para todo (aunque finjamos tenerlas), se que podemos hacer casi de todo lo que nos pongan a hacer, somos como unos superdotados para hablar con propiedad acerca de temas que desconocemos por completo, podemos hacer síntesis enteras de libros con solo haber leído el titulo, podemos llenar hojas y hojas con pensamientos profundos acerca de temas superficiales, hemos sido moldeados para llevar relaciones publicas de una forma espectacular (en términos profesionales), podemos ser lo mas descomplicados del mundo y analizarlo profundamente desde la silla y la mesa de una cafetería (pero sin pretender arreglarlo), tenemos esa capacidad de convencimiento que lo saca a uno de problemas y finalmente cuando no convencemos, pues somos unos maestros en el arte de confundir a nuestro interpelador, de todas formas politólogo que se respete siempre tendrá a la mano un buen uso del depende…


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