A veces creo que si todo me importara un poco menos y pensara menos en que hago o dejo de hacer mi vida sería, al menos, más divertida y relajada.
Pero no.
Doy mil vueltas y evalúo mil posibilidades con un sólo fín: convencerme a mi misma de que lo que quiero hacer es lo que se debe.
Ayer dí mil vueltas para dejar una materia. Una materia pedorra del profesorado...
Y hoy la dejé. Pero antes me aseguré de estar convencida de que tenía motivos suficientes para hacerlo.
Así con todo: motivos suficientes y no ganas suficientes.
DE-JA-TE de joder!
El día que me alcance con mis ganas para tomar decisiones, todo va a ser mucho más simple.
2 comentarios:
Yo no me preocuparía tanto...creo q mucha gente es así, y a riesgo de equivocarme, aquél que dice llevar una vida free, en parte miente...
La Autora del COMENTARIO RECIBE PUTEADAS A SU CASILLA DE CORREO PERSONAL, POR FAVOR NO USAR EL BLOG, O JULI ME RETA
Opino como Dolores. La única vía de solución sería nacer otra vez y socializarse en otra cultura. Todos arrastramos la misma sensación. Es una cagada.
Publicar un comentario