miércoles, 12 de diciembre de 2007

Pequeños trozos de teatro

Como estoy pensando en retomar mis clases, me acordé de partes de textos que hicimos. Y los comparto porque me gustaron mucho.

"No permitas que nada sea considerado natural. En una época de confusión sangrienta, desorden ordenado, capricho planeado y la humanidad deshumanizada, no vaya a ser que todas las cosas sean consideradas inalterables.” ( La excepción y la regla, Bertolt Brecht)
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" Callar y quemarse es el castigo más grande que nos podemos echar encima. ¿De qué me sirvió a mí el orgullo y el no mirarte y el dejarte despierta noches y noches? ¡De nada! ¡Sirvió para echarme fuego encima! Porque tú crees que el tiempo cura y que las paredes tapan, y no es verdad, no es verdad. ¡Cuando las cosas llegan a los centros, no hay quien las arranque!"
(Bodas de sangre, Federico García Lorca).
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" He vacilado mucho, se lo aseguro. He esperado un día y otro día. Anoche, con la señorita Chole, llegué a tener un rayo de esperanza. ¡Ilusiones! Hoy, ya lo habrá visto usted, tiene más ansias de vivir que nunca. Y no digamos de los otros. Esta mañana el profesor de la Filosofía ¡ya ni siquiera se ha tirado al agua! La cantante de ópera anda por ahí, entre los sauces, besando furiosamente a ese pobre muchacho. La misma Dama Triste, usted lo sabe, no está triste ya. Esto se hunde..." (Prohibido suicidarse en primavera, Alejandro Casona).
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" La inexactitud consiste en que yo no dije, como usted ha entendido, que los hombres extraordinarios están autorizados a cometer toda clase de actos criminales. Sin duda, un artículo que sostuviera semejante tesis no se habría podido publicar. Lo que yo insinué fue tan sólo que el hombre extraordinario tiene el derecho..., no el derecho legal, naturalmente, sino el derecho moral..., de permitir a su conciencia franquear ciertos obstáculos en el caso de que así lo exija la realización de sus ideas, tal vez beneficiosas para toda la humanidad... Dice usted que esta parte de mi artículo adolece de falta de claridad. Se la voy a explicar lo mejor que pueda. Me parece que es esto lo que usted desea, ¿no? Bien, vamos a ello. En mi opinión, si los descubrimientos de Képler y Newton, por una circunstancia o por otra, no hubieran podido llegar a la humanidad sino mediante el sacrificio de una, o cien, o más vidas humanas que fueran un obstáculo para ello, Newton habría tenido el derecho, e incluso el deber, de sacrificar esas vidas, a fin de facilitar la difusión de sus descubrimientos por todo el mundo. Esto no quiere decir, ni mucho menos, que Newton tuviera derecho a asesinar a quien se le antojara o a cometer toda clase de robos. En el resto de mi artículo, si la memoria no me engaña, expongo la idea de que todos los legisladores y guías de la humanidad, empezando por los más antiguos y terminando por Licurgo, Solón, Mahoma, Napoleón, etcétera; todos, hasta los más recientes, han sido criminales, ya que al promulgar nuevas leyes violaban las antiguas, que habían sido observadas fielmente por la sociedad y transmitidas de generación en generación, y también porque esos hombres no retrocedieron ante los derramamientos de sangre (de sangre inocente y a veces heroicamente derramada para defender las antiguas leyes), por poca que fuese la utilidad que obtuvieran de ello. Incluso puede decirse que la mayoría de esos bienhechores y guías de la humanidad han hecho correr torrentes de sangre. Mi conclusión es, en una palabra, que no sólo los grandes hombres, sino aquellos que se elevan, por poco que sea, por encima del nivel medio, y que son capaces de decir algo nuevo, son por naturaleza, e incluso inevitablemente, criminales, en un grado variable, como es natural. Si no lo fueran, les sería difícil salir de la rutina. No quieren permanecer en ella, y yo creo que no lo deben hacer." (Crimen y castigo, Fiódor Dostoievski)

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