martes, 12 de abril de 2011

ad-hoc

Decir que no me gusta lo que pienso no es lo mismo que decir que no me gusta lo que siento. Me puedo quedar tranquilo si espontáneamente me aparecen algunas de esas sensaciones que preferiría no tener. Que me causen rechazo los nativos de Bután no me preocupa, justamente, porque no estoy de acuerdo con lo que siento y ni se me ocurriría hacer algo en contra de los amables butaneses. No es lo mismo pedirle a alguien que en la intimidad muestre lo que siente que pretender que toda la sociedad se guíe por las emociones. Si viviéramos en un mundo donde todos se dejaran llevar por lo que sienten el índice de violaciones volaría por los aires. Por eso es una pavada que para todo, todo el tiempo y en todo lugar, hay que dejarse llevar por los sentimientos. Con lo que pienso no es tan sencillo. Intuyo que estoy equivocado pero no le encuentro la vuelta y, cuando estoy convencido de algo, ya no es tan fácil hacer lo contrario. Mientras tanto, no me gusta lo que pienso.

(en lamujerdemivida)

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