jueves, 15 de mayo de 2014

Hoy me acordé de cuando le escribí a Casciari

Hola, Hernán. 
Te escribo porque estuve pensando: vos no tenés el monopolio de hacer sentir mal a la gente eh!
El martes de la semana pasada tuve que hacerme análisis de sangre. Esos análisis están en relación a algo que me pasó en abril del año pasado. Yo vivía en México; de hecho, ahí me llegaba Orsai. Bueno, la cuestión es que un lunes de abril me acuesto con dolor de cabeza y me levanto el martes sin ver del ojo derecho. Me hacen los estudios pertinentes y el ojo estaba bien, sólo tenía la miopía galopante que porto. Y me hacen una resonancia que dice que lo que tuve es una neuritis óptica. Si googleás “neuritis óptica”, vas a ver que es muchos casos es el primer síntoma de una enfermedad de iniciales EM. Me hacen más estudios y ven que, en principio, no hay motivos para pensar que tengo la dichosa enfermedad. Mientras todo eso sucede, pasa un tiempo y claramente me imagino como el Negro Fontanarrosa y me convierto en una experta en EM, con todos los fantasmas que eso implica.
Terminadas las miles de resonancias y análisis de sangre, el médico me dice “Juli, tenés EM? No. Tenés más chances que otra persona de tenerla a futuro? Si. Seguí con tu vida normal pero no hagas esto, ni esto….” Y claro, cuando te dicen que “hagas tu vida normal”, te prohíben cosas que son tu vida normal, como tomarse un vino o fumarse un cigarro…
En fin, en diciembre vuelvo a Buenos Aires, en parte porque allá estaba sola… qué se yo, acá había gente que te deja más tranquila.
Me empiezan a atender en el Hospital Italiano y en marzo los exámenes de rigor anuncian que todo está mal como la última vez, por lo que en realidad está bien: no empeoré. Me dicen que haremos los controles anualmente y que mientras me van a controlar si todo sigue igual.
Durante la mayoría del tiempo me voy sintiendo bien, pero cuando de vez me van aapreciendo algunas cosillas que me hacen sentir como el orto. No en términos de dolor ni muchos menos; sino anímico, porque el día en que el dedo gordo de la mano derecha no tuvo fuerza para apretar la barra de espaciar quise romper todo. Te juro. Pero bueno, uno se va acostumbrando a su “síndrome desmielinizante”.
Hasta que hace un mes más o menos, los cosquilleos, las dormidas de piernas, la pesadez, etc. se volvieron un garrón. A todo eso se suma que me enojo con la vida, porque me pasa a mí y no a otro. Y voy al médico. El neurólogo que me atiende, especialista en EM, me dice que vamos a repetir los estudios: resonancia de cerebro y columna y análisis de sangre, para ver todo lo autoinmune.
El viernes 27 me hago la resonancia. Hora y media, contraste de por medio. El sábado 28 voy a sacarme sangre y me dicen que no va a servir, porque todavía tengo el líquido de contraste; que vuelva en 72hs. cuando lo haya eliminado.
Mientras eso sucede, me escribe mi distribuidor de Orsai diciéndome que llegó la 15. Le digo si puedo pasar el martes de mañana, porque pienso “la levanto antes de ir a hacerme los análisis así la leo mientras espero mi turno”. Me dice que si, que me la deja en recepción de su laburo porque él llega pasadas las 10 am.
El martes 2 entonces, me levanto y voy a buscar la Orsai, camino a sacarme sangre. Abro el sobre a mi nombre y chan…Stephen Hawking en la tapa. Se entiende no? Ese día, en ese momento… La vida se le ríe a uno en la cara. Comparto el hecho con alguna gente cercana, frente a la cual soy lo más cínico del mundo, amparada en que me río de mi misma y la remo como puedo.
En fin, te preguntarás porqué mierda te cuento todo esto, que es un tango que innecesariamente tenés que escuchar, si es que llegaste a este punto del mail.
Bueno, la razón es que hoy camino al laburo, venía en el subte A leyendo Gaussian Blur. Y lloré gordo. En un subte, en hora pico, viajando como tetris.
Y decidí hacer esto que estoy haciendo, contarte algo que para mi es medio garrón, para que veas que, como te decía al principio, vos no tenés el monopolio de hacer sentir mal a la gente.
Pero mi abuelo siempre decía, y mi padre lo repite, que cuando uno se queda con un elogio o un agradecimiento, se está quedando con algo que no es suyo. Así que acá estoy, gordo. Elogiando que me hagas llorar y agradeciendo que escribas.
Muchos besos y gracias de nuevo, por las 16 revistas y los años de blog,
juli

p/d esto no es una carta de lectores, es algo que te escribo en caliente nomás.Y capaz te parezca cualquiera.

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