Recién hablaba con Iani de la vocación...
Como varios sabrán, una vez que terminé la licenciatura me metí en el profesorado.
La verdad, no sé si dar clases en lo mío, pero es algo que encuentro relativamente agradable y los que han estado del otro lado aparentemente también.
Ahora bien, gracias a esa gran idea de estudiar para ser un docente diplomado y a esa gran premisa que reza "que hay que seguir estudiando para no perder el ritmo", estuve todo el fin de semana haciendo un trabajo práctico para Didáctica.
No obstante haber pasado aproximadamente 10 horas seguidas frente a la pc, no lo terminé y no conforme con ello, me dispongo a leer (siendo las 01:15 AM) los textos para la clase del CBC de mañana que versa sobre regímenes no democráticos.
Si hago cuentas y calculando que a mitad del año que viene voy a ser un profesora con todas las letras, llego a la conclusión que ser profesora me va a llevar 7 años y medio. Es decir, voy a pasar siete años y medio estudiando para ser una docente del sistema educativo argentino de esos que día tras día realizan justos reclamos salariales.
En el mismo tiempo, podría haber hecho medicina y dedicarme a la cirugía estética. O ingeniería y trabajar para una multinacional. O simplemente jardinería.
Pero no... me quise hacer la altruista.
Y me salió mal.
Saben que, me cago en la fuckin´vocación.
3 comentarios:
No te quejes de llena, mucho peor es no tenerla!
y la verdad Juli..como vos quedan pocos che!!..
eva
Todos nosotros habremos conocido un número prodigioso de sujetos que quisieran ser ingenieros, pero no soportan las funciones trigonométricas. O que se mueren por tocar la guitarra, pero no están dispuestos a perder un segundo en el solfeo. O que le hubiera encantado leer a Dostoievsky, pero les parecen muy extensos sus libros.
Lo que en realidad quieren estos sujetos es disfrutar de los beneficios de cada una de esas actividades, sin pagar nada a cambio.....
El que verdaderamente tiene vocación de guitarrista jamás preguntará en cuánto tiempo alcanzará a acompañar la zamba de Vargas. "Nunca termina uno de aprender" reza un viejo y amable lugar común. Y es cierto, caballeros, es cierto....
Yo propongo a todos los amantes sinceros del conocimiento el establecimiento de cursos prolongadísimos, con anuncios en todos los periódicos y en las estaciones del subterráneo.
Aprenda a tocar la flauta en cien años.
Aprenda a vivir durante toda la vida.
Aprenda. No le prometemos nada, ni el éxito, ni la felicidad, ni el dinero. Ni siquiera la sabiduría. Tan solo los deliciosos sobresaltos del aprendizaje.
alejandro dolina, de los garrones de la cultura.
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