miércoles, 14 de diciembre de 2011

domingo, 11 de diciembre de 2011

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Hay gente que no me conoce y que me habla de distintos temas, sin saber que es muy, pero muy fácil conseguir que me obsesione con cualquier cosa de buenas a primeras.
Ahora fueron Beti y Yadir.
Me hablaron de Pachita, Enrique y el hermanito. Y listo, crearon un monstruo.
No puedo dejar de leer sobre el tema.
Y a tal punto llega la cuestión que hace un rato largo que leo lo que tiene para decir un chileno al respecto.

p/d Por momentos pienso que todo fue/es parte de un complot para probar los niveles de mi escepticismo. O lo boluda que soy.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Los jipis y yo cada vez nos llevamos menos.
Y con los que encuentran molesto estar en silencio un buen rato también estamos teniendo problemas para relacionarnos.

lunes, 31 de octubre de 2011

El curandero del amor, por Washington Cucurto.

Le compré a un peruano en el Rey un cd de cumbia de Los Mirlos. Estábamos cerveceando con mi ticki cumbiantera cuando apareció el peruca cargado de cds y dvds piratas. Estaba mordiéndole los labios, tocándole las manos, bajo las luces multicolores de ese barsucho del Superconsti, cuando plaf, cayeron ellos, los cds. Me los puso encima de la mesa, una montaña de soldaditos musicales y me desesperé, y con ella, comenzamos a elegir ballenatos, cumbias tropicales, José José, Jerry Rivera, Juaneco y su Combo, tres de Karicia, mi grupo preferido. Los Mirlos son lo mejor del Perú y de la música andina, un día les contaré la historia de ellos. Nos sentíamos como unos "Cumbianteros junto a la orilla del mar". Mi ticki sacó cinco pesos de su cartera y me compró. El poder verde, de Los Mirlos. "Este tema habla de un curandero, es el poder verde", nos dijo el peruano. ¿Qué es el poder verde?, le dijo sonriente, medio en joda, moviendo las tetas, mi ticki atrevida. "Es el poder de la selva, que cura cualquier mal. Siempre hay un representante de la selva entre nosotros, ese rol lo cumple un curandero". Y, ¿qué cura ese curandero?, le dije preocupado. "Lo que sea, hermano, lo que tengas, yo conozco uno. Si tienes un mal yo te llevo con él por 15 pesos". Con mi ticki cumbiantera y guevarista abrimos los ojos mirándonos.

—Ya sé lo que pensás, atorranta, le dije. Pasa que mi ticki esta preñadísima de dos meses. Es decir hace dos meses que no le baja la sangre. Yo estoy casado hace diez años, tengo tres hijos y una mujer. Pero estoy enamorado de mi ticki guevarista, estudiante de Sociales, perteneciente al grupo Liberación y ahora preñadisima de mí o de quién sea, que eso nunca se sabe.

Continué:

—Vos sos tan atorranta, tan trola. Que merecés que te lleve a ese curandero pa que te baje la saina.

—Cucu, diablo, vamos ya.

Y entre besos mordiendo sus labios gruesos que son un espectáculo, un puro y vacío show como las marchas en la Plaza. Y ella a cada agite me dice, "nos vemos en la Plaza". Y yo tengo que ir a buscarla entre peronistas, progresistas, piqueteros, clases medias y vendedores de lo que sea, que esa es la única gente rescatable de esas marchas.

Hace un rato venimos de una marcha donde pregonó una Madre de la Plaza de Mayo y leyó la carta de Rodolfo Walsh, demasiado aburrida.

—Terminemos la birra y vamos, me dijo mi ticki, en ese bar peruano demasiado antro, demasiado achacoso pa conocer de Madres y revoluciones y desaparecidos. Siempre habrá un lugar más allá de todo y es este barcito peruano y metacumbiero del barrio de Constitución.

Caminamos con el peruano por Salta hasta Caseros y nos metimos en un conventillo. Me dijo, esperen acá que voy a tocarle la puerta al curandero. De una pieza sonaba la música de Rodrigo. Jugaban los niños a pesar de la hora. Esperamos en la oscuridad, besándonos.

—Pasen chicos, gritó de una pieza el vendedor de cds.

—Diganmé, nos dijo una voz en la oscuridad de la pieza. Era el curandero. Estaba sentado en un banco, con un atuendo de todos los colores y unas velas alrededor. Tenía una vincha roja y una peluca de pelo lacio, amarillo.

—Sientesé chicos y cuentenmé. Soy el curandero del amor.

—Está preñada, curandero del amor.

—Ah, te felicito, comerte semejante bombón.

—No maestro, esto es cosa seria. No estamos para tener un hijo...

—Pero muchacho, usted es joven puede trabajar. Un hijo es una bendición de Dios.

—Sí, maestro, pero ya tengo dos y ella tiene 17 años.

Mi ticki se reía de nuestra conversación y se mordía los labios, los dedos. Si tenía una pija la chupaba. Su mirada estaba llena de sexo en la oscuridad, como siempre.

El curandero dirigiéndose a mi ticki.

—Y vos, nenita, ¿no te gustaría ser madre?

—Sí, curandero del amor, es lo que mas deseo en la vida. Pero el Cucu me baja el pulgar...

—Ay, muchacho andar poniéndola sin hacerse cargo de las consecuencias.

—Por eso, porque me hago cargo de las consecuencias es que será bueno que le baje el período.

—Bueno, viendo que las voluntades son irrevocables y están en contra de la vida. Llamemos al Dios de la Selva. San Poronga.

— ¿San Poronga?, preguntamos a la vez con mi ticki futura mamá.

—Sí, San Poronga, el Rey del Perú. Protector de las abuelitas y de las púberes de los degenerados como vos.

—La culpa es del Viagra y de la cumbia.

El curandero mirando a mi niña.

—Esto te pasa por bailar la cumbia.

— ¿Por qué por bailar la cumbia?

— Te emborrachás te prendés de un negro y te perdés con la cerveza y los besos. Al final terminás garchada en un telo o una pensión o encima de un auto.

—Yo bailo buscando el amor.

El curandero se paró de su banquito sopló un manojo de inciensos con olor a lavandas y mentas. Se acercó a mi ticki y comenzó a manosearla y decir cosas en voz alta.

-"San Poronga, protector de los hijos de la Selva. Conductor del Semen y de los Hongos. Hijo del Océano Pacífico, proteje a esta hija tuya curepí. Haz que la sangre le baje en este preciso momento, por el bien de todos. Y en nombre de la Salud, te lo pide tu hijo".

Me di cuenta enseguida que a este maestro se le pasaba la mano con la religión. Se franeleaba a todas las cumbianteras de la bailanta, a todas las guachitas que preñaban por culpa de la cumbia. Iba a la puerta de la bailanta y repartía volantitos. "No tengas hijos con un desconocido, si quedaste embarazada vení a visitarme que te vuelvo la sangre".

¿Qué más? Nos dijo que esperáramos 15 minutos y si no le venia se sentaría en una cama donde se procedería a bajar la sangre.

—Bienvenida al desangradero. Sacate la pollera y la bombacha y acostate en la cama.

Apagó las luces casi hasta que no se veía nada en la pieza del yotibenco de la calle Pedro Echagüe y Santiago del Estero. Una vez que bajó las luces prendió un foco rojo que había al costado de la cama arriba de una silla. Yo me quedé en la puerta inmóvil, me temblaban los pies. El curandero del amor se arrodilló delante de la chuchita de mi ticki y comenzó a introducirle un dedo, después otro y otro. Mientras le introducía dos dedos comenzó a darle besitos en el clítoris y a pasarle la punta de la lengua.

Al lado mío me codeaba el vendedor de cds piratas.

—Eh, maestro, la traje para que la cure. No para que se la garche.

—Lo que estoy haciendo no tiene interés sexual, muchacho. Estoy lubricando la zona para que no hayan rispideces.

—Todo lo que usted diga maestro, pero si hay que lubricar me debería haber pedido permiso a mí. Esta ticki es MI TICKI. Y todo lo que se diga o haga con respecto a ella debe informárseme a mí.

—Bueno, vení hacelo vos. Si sabés tanto.

El curandero se corrió de las piernas de María. Antes rezó tres Padres Nuestro.

Se lavó las manos en una palangana. Usó jabón blanco de lavar la ropa. Y 15 gotitas de agua bendita. Sacó dos pinzas horribles de un bolso y las puso adentro de un microondas que estaba al lado de la cama. Empezó a decir cosas inconexas, frases de oraciones, bendiciones. "En nombre del Padre que ve todo lo mal que hacemos y nos perdona... En nombre de los errantes que erran por alejarse de Dios... Por el Sr. Porongón, Convertidor del Pecado en Pureza... Proteje a esta cierva pecadora de la cumbia... Oh, Gran Misericordioso Creador del Cielo y de La Tierra... no es mas que un ángel descarriado". El microondas giró cuatro minutitos y sacó las pinzas humeando.

—Hay que quemar las paredes del útero. Y después bendecir con agua bendita. Esto va a doler.

Cuando con el vendedor de cds truchos vimos las pinzas hirvientes nos agarró un temblor en todo el cuerpo. Él se tapó la boca y dejó caer la cajita con los compac que sonaron en el piso creando entre todos una cumbia.

La cumbia de la tristeza infinita.

El vendedor de cds me dijo:

—Negro, jugáte, no dejés que le haga nada.

No esperé ni un segundo y salté encima del curandero y le dije.

—Espere esto no es necesario. Vamos a tenerlo.

— ¿Tener qué?, me preguntó el curandero enojado.

—El hijo. Vamos a tener el hijo.

La oscuridad de la pieza era total, de una pieza sonó una cumbia que decía que no se podía amar a dos, bien sabes. Fue ahí cuando vi la cara de María en la cama, sus labios brillantes, su pelo corto. Era como la cara de una virgen a punto de ser ejecutada, era como una adolescente en un campo de prisioneros a punto de ser torturada. La vi tan hermosa y lloró.

Entre lágrimas me dijo:

—Cucu, mi amor, te amo, pero no podemos tenerlo.

En ese momento deseé que estuviéramos en el bar peruano comiéndonos una corvina con arroz; tomándonos una Condorina Helada, mirándonos a los ojos y prometiéndonos todo el amor del mundo. La agarré de la mano y comencé a llorar. El curandero del amor seguía con las pinzas en alto esperando a que nos decidamos.

— ¿Y? ¿Qué hacemos? En dos segundos se ahorran los problemas de una vida.

Le grité que no, que nos íbamos. Entonces María se sentó en la cama y me pegó una cachetada y otra más.

—Puto, puto. No quiero tener un hijo tuyo.

Y lo miró al curandero.

—Y usted, déjese de joder y meta esas pinzas.

Yo me quedé volando entre mis lágrimas por el cachetazo de mi ticki: Sentí sus alaridos de dolor. Después fue todo sangre. Las sábanas, la cama, la pieza, el barrio y el barcito peruano. El mundo fue rojo, como la Unión Soviética o la cancha de Independiente de Avellaneda.

El curandero del amor se asustó.

—Hay mucha sangre, hay que quemarla o se morirá desangrada.

María, mi ticki cumbiantera, mi compañera fiel, mi hermana, mi todo, sangraba sin parar. La sangre inundaba el piso como una inundación. Como un río de sangre. La sangre de nuestro amor, la sangre de mi vida.

—Va a haber que hacer una curación doble de urgencia.

El curandero corrió hasta el ropero. Tiró la ropa que había adentro y sacó un nebulizador. Con la manguera me ató el brazo y con una jeringa comenzó a sacarme sangre.

— ¡Sangre!, gritó.

Yo sentí el pinchazo y la sangre que salía de mi cuerpo.

— ¡Cerrá el puño, pelotudo!, me volvió a gritar.

Cuando terminó voló la goma del nebulizador dándome otra cachetada en la mejilla.

El curandero corrió hacia la cama y se la inyectó intravenosa.

— ¡Sangre!, gritó y me pinchó.

Me sentí mal aferrado a la mano de María.

—Mejor me voy que va a venir la policia, dijo el vendedor de cds truchos.

— ¡Sangre, que se nos va!, gritó el curandero y saltó con la jeringa hacia el vendedor que no atinó a nada. Le pinchó el brazo con gran maestría y le sacó un litro.

El vendedor pegó un grito de dolor.

—Gracias, hermano, le dije y le di un beso. Cuando tenga plata te compro todos los cds...

El curandero giró y le inyectó la sangre a mi ticki. Se desabrochó la manga y mientras gritaba, sangre, se clavó sin pestañar la jeringa en un brazo y ya esto era un toqueteo, un pinchaderío sin ton ni son. Se pinchaba y ya la pinchaba a ella y se volvía a pinchar y le daba mas sangre a ella. Era tanto el bardo y la desesperación que incluso vi cómo la pinchaba a la propia Maria sacándole sangre de un brazo y poniéndosela en el otro. "Lo importante es que la sangre fluya", dijo. Yo estiré mi brazo y me dio dos pinchazos pero ni por asomo asomó una gota de sangre. "Esta vacío", dijo. De brazo en brazo caían gotones de sangre que el curandero chupaba "para no perderla".

Al curandero se le cayó la peluca y se despegó de su traje de curandero y se sentó en un banquito.

— ¡La salvamos, pongan cumbia, carajo!

Yo me alegré de la vida. Salté al minicomponente Aiwa y puse Los Mirlos. Y sonó de casualidad el Poder Verde. Lo puse a volumen 55, la pieza retumbaba que volaba. Solo un aparato japonés puede poner la cumbia a 55 de sonido. El gran plan de los japoneses es que un día prendamos un Aiwa y volemos en mil pedazos. La cumbia se escuchaba hasta en la Luna.

— ¡El poder Verde!, gritó el curandero.

Teníamos los brazos dolorosos pero estábamos contentos.

Como si fuese un cuento de García Marquez, pero más divertido y con cumbia. Pos, qué es esta vida de hambre, sino puro realismo mágico al revés. Sea como sea, la cama de mi ticki se comenzó a elevar en medio de aquel cuartucho horripilante, mientras sonaba Eres Mentirosa. Golpeaba contra el foquito del techo e iba flotando de un lado a otro de la pieza, como una vez vi, que flotaba en llamas la cama de Frida Kalho, en una película yanqui. Y ustedes no lo van a creer, pero las cosas que pasan en las películas, también pasan en la vida. Si piensan que macaneo vengan a caminar por las calles de Constitución y verán que esto es ciencia ficción sudamericana.

—Esta es una curación doble. Hay que hacer la otra parte de la curación.

—¿Qué otra parte de la curación?, le pregunté. Yo lo miré al curandero trucho que no era otro más que el mismo hermano del vendedor de cds y a los cds los copiaban en el mismo Aiwa multipotente, en el cual ahora sonaba Lamento de la Selva. Che, que ahora me doy cuenta lo justo y hermoso que es el amor pese a todo, lo digo ahora que pasaron tres dias y ya me puedo sentar y caminar. Che, que no hay nada más justo en la vida que el amor y el sufrimiento. El curandero fue y quemó de nuevo en el microondas las pinzas y me dijo que el amor se hace entre dos y que para que no vuelva a ocurrir era necesario, que no dolería nada, que piense en María que al lado mío boca arriba, y yo boca abajo, me agarraba de las manos y sonreía y fue tan linda su sonrisa, pese a todo, fue una sonrisa de amor y alegría y comprendí que a pesar de todos los problemas, el amor es lo más lindo que nos pasa, pese a todo, y la cumbia no dejaba de sonar mientras yo me bajaba los pantalones, en el acto más justo de la vida, mientras el curandero del amor me metía las agujas hirvientes en el centro oscuro y acre y con olor a mierda de mi ser.

jueves, 13 de octubre de 2011

De cuando me creí muy guapa

Miércoles, 17.30. Me llama Martha y me dice “Juli, estoy viendo la bici que te robaron! Está en un biciestacionamiento de Reforma 222 (un shopping)”. Le digo “y que hago????”. Me dice que me vaya para ahí, que ella no se mueve hasta que yo llegue. Le digo a mi jefa que por favor me deje ir antes, que parece que está mi bici, bla, bla. Accede y me las pico.
Tardo como 45 minutos y cuando llego ahí está, mi bici, atada con candado, en la puerta del centro comercial. Martha ahí y todos los de seguridad al tanto. Martha me dice que le dijo el jefe de seguridad que tenemos que esperar hasta las 23hs., que es el horario de cierre, a ver si aparece el dueño. Hasta ahí no teníamos plan, sólo esperar. A todo esto nos dice el de seguridad “No se ubiquen cerca de la bici POR SEGURIDAD”.Yo a esta altura me sentía en La ley y el orden.
Perfecto, nos sentamos en un café desde donde la veíamos. Pongan que eran las 18.30 cuando nos instalamos en la mesa. Nos ponemos a pensar que hacemos cuando aparezca y pensamos que no necesariamente el que la tiene es el que la robó, que puede ser que la haya comprado. Entonces el plan era: cuando apareciera el susodicho (que determinamos que era hombre porque el asiento de la bici estaba muy alto) le íbamos a decir que la bici era mía y que me la habían robado 3 semanas atrás, que queríamos saber como la había conseguido. La idea era que una vez que viniera el pibe, llamáramos a la policía y que se la llevaran hasta que se aclarara el tema.
Tipo siete y pico cae Beti, a hacer el aguante. Oooooobvio hacía frío, yo sin campera, con hambre, con sueño, como nene chico…
En el medio de la espera llaman Rubén, Jano, Oscar…. Y se van enterando del tema. Otros que no llamaban estaban al tanto del tema gracias al invento del difunto Steve Jobs que posee Martha y a sus ganas de comunicar nuestra aventura. Creo que hacerlo saber al resto tenía parte de demostrar que podemos ser “valientes y osadas” o algo así, no sé muy bien.
Tipo 21 el tipo seguía sin aparecer. La seguridad del lugar cambiaba de turno y todos se ponían al tanto de nuestra situación. En un momento Martha cree ver que la van a desatar y corremos las 3 y el pibe desata la de al lado… Falsa alarma. Cuando volvemos a la mesa, un pelado que estaba con su Mac y que no tenía ni puta idea porqué corrimos nos dice “Estaba a punto de dejar la compu e ir a ayudarlas!”. Yo creo que tanto él, como los del bar, creían que estábamos esperando agarrar al novio de alguna cagándola con otra. Digo, 3 mujeres, sentadas esperando hace horas, que cuando ven un movimiento extraño corren…. No suena muy normal que digamos.
Un rato más tarde vuelvo a hablar con Oscar, que es amigo de Israel, el que me vendió la bici. Me dice “Vamos a preguntarle si tiene la factura de compra”. Me pasa el número, lo llamo e Israel pone a su novia Emilie a buscar la bendita factura. Y Emilie la encuentra. Pero en la misma no figura el código que traen las bicis en el cuadro. Sólo dice en el detalle, “1 Barracuda Shimano”. Me dice Israel que le avise, que me da la boleta. Le digo que me espere hasta las 23 a ver que pasa.
A eso de las 22.30, cuando ya baaaaaasta, Martha se acerca a hablar con el nuevo de seguridad y hablando de cómo seguíamos nos dice, muy campante “Esa bici lleva semanas ahí estacionada”. WTF?????? Me estás cargando?????? O sea, si hace semanas que nadie la saca, porqué mierda no nos decís antes genio! O realmente creés que va a aparecer ahora que lo esperamos?. No la podíamos creer.
Negociamos que la bici esa noche no se mueve de ahí, que la van a controlar (quien puta la va a buscar justo ahora papi!) y que hoy jueves a eso de las 14 volvíamos con la boleta más fotos nuestras con la bici a modo de pruebas, a ver si nos la dan. Les dejo mis tels. por cualquier cosa.
Hoy de mañana tratando de conseguir más fotos. Llamando a una gente de Veracruz con la que hicimos un circuito a ver si tiene más imágenes para mandarnos que nos sirvan de prueba, negociando con mi jefa la tarde libre a cambio de pagar unas cervezas si la recupero… Mientras, Martha busca fotos de la bici en Internet y se entera que es un modelo importado, que no es fácil de conseguir acá. Y en una foto aparece la bici sin unos stickers que la mía tenía y que eran uno de los indicios de que era mi bici. Hasta ahí todo bien, haaaaaaaaaaasta que vemos que el asiento original que trae la bici es el que tenía la que estaba estacionada. Y yo se lo había cambiado… Entonces, el que se la robó le cambió el asiento y le puso el original? mmmmmm, hacía agua el tema, pero decidimos, de manera consensuada con Martha, obviar el punto, seguro había alguna explicación.
Le había pedido a Oscar que nos acompañe hoy, porque si los de seguridad estaban metidos en la mafia del robo de bicicletas, no quería ir sola. Así que a las 14.30 nos encontramos los 3 en el centro comercial, con nuestras pruebas. Obvio antes, sin poder dejar de lado mi costado dramático, le dije a mi compa de oficina y a papá que si aparecía en una zanja los hacía responsables de que en mi tumba se leyera “la burra no era arisca, la hicieron”.
Nos mandan a hablar con uno de los que ya habíamos hablado ayer y ese nos dice que el que nos va a decir como proceder es el jefe de operaciones. Viene el tipo, le explicamos y nos dice que sí, que hace mínimo 2 semanas que la bici está ahí. Mira las fotos y la boleta de compra y accede, que nos la podemos llevar, pero que tenemos que dejarle copia de la factura, las fotos, copias de nuestros documentos y una carta escrita por mi diciendo que me dieron la bici. Entendible todo, el tipo se quería cubrir por si llegaba otro a reclamarla.
Vamos a hacer las copias sintiéndonos triunfadores, volvemos, le damos los papeles y en un solemne acto cortan la cadena y me dan la bici. Y nos vamos a comer, para festejar.
En el comedor chino repasamos los hechos y Oscar, que no había entendido lo del asiento, empieza a dudar…. Y empezamos a ver que hay cosas que no cierran. Y nos entran las dudas de si es mi bici o no. Y listo, sembrada la duda les digo que ante la falta de certezas no me voy a quedar con una bici que puede no ser mía, porque sería como robarla. Oscar tiene la brillante idea de que vaya al lugar donde se compró y les pregunte cual es el código de la bici que se vendió ese día y lo compare con el que figura en el cuadro. Si coinciden es mi bici, si es distinto, es la bici de otro.
Me voy hasta el lugar y el pibe del local me dice que no tiene registros, pero que las bicis se vendieron tal cual está la que tengo, con los stickers y ese asiento… Entonces, si robás una bici, le cambiás las cosas y le ponés originales????? mmmmm, agua de nuevo. Pero estaba el tema de que hacía días que estaba ahí, días que coincidían con el robo de la mía.
Empiezo a caminar y llamo a Oscar. Y no podemos resolver mucho. Puede ser que sea la mía, puede que no. Y le digo que ante la duda la voy a devolver.
Y vuelvo a la plaza comercial y le digo a los tipos que mil disculpas por hacerles perder el tiempo, pero que hay detalles que tiene la bici que la mía no tenía y que como no estaba segura de que fuera mi bici, no me la podía llevar. Porque además nos ponía a todos en problemas. Los tipos, muy macanudos, me agradecen y me piden mi tels. Por cualquier cosa. Se los dejo y me vuelvo caminando. Y oooooobvio llueve.
Para no hacerla más larga, sigo a pata y perdimos horas en una cruzada que sirvió sólo para reafirmar que los años en la escuela de monjas dejaron rastro en mí y no permiten que hacer algunas cosas me chupe un huevo.
Largo al pedo el cuento, pero bueno, nada más que decir.

p/d Infinitas gracias a Martha, Oscar, Beti, Israel y a todos los que se ocuparon/preocuparon.
p/d2 Probablemente piensen que soy una gorda bobeta. Yo también lo pienso.

sábado, 1 de octubre de 2011

martes, 20 de septiembre de 2011

Si andan por acá, pasensé por la página de abajo



(Volví a ser peatón, 2 bicis robadas en 2 meses... Siento empatía con William Foster)

jueves, 25 de agosto de 2011

Hay días en los que me doy por las pelotas a mi misma.
Hoy por ejemplo.

jueves, 18 de agosto de 2011

Ah no, si de lejos somos todos guapos...

martes, 16 de agosto de 2011

What goes around comes around


p/d del muro de Mili.

viernes, 5 de agosto de 2011

Hoy, 5 años de blog.

De las relaciones que más me han durado.

lunes, 1 de agosto de 2011

Hay veces que me vuelvo infumable.
Y lejos de lo que podría pensarse, me doy cuenta, in situ.

martes, 19 de julio de 2011

Casi es 20 de Julio

... y ya hay mil boludeces por el día del amigo.
Como de costumbre, estoy del lado de los Refutadores de Leyenda de Dolina.
Pero como estoy lejos de vaaaaaria gente que quiero, voy a tener un pequeño gesto con ellos, de los cuales probablemente ninguno lea nada de ésto.
Y no voy a poner nada propio ni original, porque soy una convencida de que hay gente que piensa lo mismo que uno y además, lo dice mejor.
El que habla es el Negro Fontanarrosa: "Es placentero y descansado encontrarse a las ocho de la tarde con los amigos en El Cairo o en algún boliche, porque a los amigos, a los verdaderos amigos, no hay por qué darles pelota. Si un amigo te dice: ‘Fui a ver una película iraní’, yo le digo: ‘Dejáme de romper las pelotas´".

lunes, 18 de julio de 2011

la vieja costumbre de devorar libros

Rato largo que no leía algo que me dan ganas de mucho.
Muy agradecida a Pedro, al que sería buenisimo le guste el camping porque ahora quiero ir al Popocatépetl.
Voy por Saramago y Lisboa.

domingo, 17 de julio de 2011

uno de Mairal, uno de Castillo

http://elseniordeabajo.blogspot.com/2007/12/coger-en-castellano.html

http://www.barcelonareview.com/36/s_ac_2.htm

jueves, 14 de julio de 2011

Soné que no podía abrir el champú. En la siguiente escena que recuerdo estaba dentro de la ducha con ROLO PUENTE que me ayudaba con la botella.
Me doy mucha vergüenza a mi misma.

viernes, 24 de junio de 2011

jueves, 23 de junio de 2011

Y somos al menos 2 las que "embellecemos" la realidad para no arruinarle la fantasía a quienes nos leen.

lunes, 20 de junio de 2011

Faringitis. Lunes en cama. 3º novela consecutiva que miro en tele. Voy por, al menos, 3 más. Balancita de Noticias: BIEN.

viernes, 17 de junio de 2011

Y entonces vas a una reunión del Comité de No-Violencia y Resistencia Civil Pacífica y alguien menciona en un mismo speech de 3 minutos a Blanqui, Wallerstein y Marcuse.


Y pensás que siempre hay alguien que está peor que vos.


miércoles, 15 de junio de 2011

martes, 14 de junio de 2011

Tremenda ira me genera la gente que dice holita, chaucito y pelotudeces de ese estilo.

miércoles, 8 de junio de 2011

Me copa q mi jefa me pida mil cosas para ayer y después de darme la lista remate con "cero stress". GENIA.

lunes, 6 de junio de 2011

lunes, 30 de mayo de 2011

martes, 24 de mayo de 2011

A veces creo que soy como muy cínica para vivir en éste país.
Una impresión que tengo nomás.

jueves, 19 de mayo de 2011

Pequeños grandes gestos

Voy al kiosco y un amable vecino me grita "Te hago un hijo güera".
Silencio.
30 segundos más tarde el mismo amable vecino acota " Y hasta me hago cargo de él!"
Como diría papá, una caricia para el alma.

lunes, 16 de mayo de 2011

Che, en serio, basta de ser autoreferenciales.
Si les cuento algo no es para que me cuenten como a uds. les salió peor o mejor; les dolió más o menos que a mí; les chupó más o menos un huevo; etc...
No sé bien para que se les cuento algo, pero SEGURO que no es para que me hagan notar que cuando yo compré un pantalón, uds. ya lo hicieron bermuda.
Gracias.

Qué necesidad...

- ¿ y entonces Juli, te gustó bailar el viernes?
- Bailar sí... pero con vos no, sos muy técnico.
- Ah........

miércoles, 11 de mayo de 2011

Siempre puedo superarme

Primer acto: me baño y me seco el pelo con secador.
Segundo acto: mi pelo se mete por la parte de atrás el secador y tengo que recurrir a una tijera para liberarlo.
Tercer acto: tengo que ir a la peluquería a que "emparejen" el nido de carancho que era mi cabeza.

¿Cómo se llama la obra?

Parezco la sota de copas.



lunes, 9 de mayo de 2011

Autotermómetro 2

Me entrando a leer el horóscopo de Yahoo varios días seguidos.

Listo, me tapó el agua.

miércoles, 4 de mayo de 2011

tengo claras tendencias obse.

jueves, 28 de abril de 2011

Lo difícil de ser consecuente, pero la grandeza de lograrlo

Leí un artículo de Josefina Licitra sobre Pepe Mujíca y mi opinión sobre el tipo dió un giro bastante grande. Como que antes me parecía el clishé del guerrillero que llega al gobierno. Pero ahora quiero creerle.

En cambio, mi compa de laburo, que es brasilera, me habló de su desilusión respecto de Lula. Y ahora no sé si creerle. No a ella, a Lula... porque los argumentos de Maira fueron muy sólidos la verdad y yo casi que toco de oído.

Se me complica pensar.

miércoles, 27 de abril de 2011

Arranco a aire, literal

Volví de Guatemala. Hoy.
La verdad es que ahora se me pasó bastante, pero el domingo tenía una calentura que volaba casi.
Es por todos conocido la capacidad que tengo de enroscarme y darme manija sola con las cosas que me molestan. Bueno, Antigua no fue la excepción y allí también fui a buscar excusas para putear.
Pero es que loco, todo hecho para los gringos. Pero todo eh.

No me opongo que los precios en las joyerías estén en dólares porque es claro que ni yo ni mis acompañantes íbamos a desembolsar lo que salía un par de aros.. pero que en los kioscos diga “fresh water, 1 USS” es mucho, posta. Sobre todo si tenemos en cuenta que muchos guatemaltecos tienen como idioma materno el maya, después aprenden español casi de prepo para por último verse obligados a hablar inglés con tal de que 2 yankees putos le compren algo después de un regateo miserable.

Además, ahí estaba la UNESCO para decir lo de Patrimonio de la Humanidad, es decir, recordarnos lo pintoresco de la pobreza. Ojo, que el lugar se zarpa, pero bueno, no puedo dejar de meterlo en la bolsa.

En fín, eso. Y hoy ya ando calmada.

p/d Acá estamos con el partido del Barca y el Real Madrid.
Sólo quiero meter un bocadillo de minita: que bueno está Guardiola, pur favor.

miércoles, 20 de abril de 2011

Cuando arranqué teatro las palabras casi textuales de mi psicóloga por esa época(de la que, chan, ni el nombre me acuerdo…) fueron:”Juli, te va a hacer bien… vas a aprender a ser un cosa hoy, otra mañana. Y eso te falta, cambiar sobre la marcha según tengas ganas”.

Hoy me acordé de eso.

Y a casi 10 años del momento en que se pronunciaron las palabras mencionadas más arriba, capaz que voy mejor. Pero me queda bocha todavía.
No crean que no me doy cuenta.

lunes, 18 de abril de 2011

Autotermómetro 1

Leer novelas de Nora Roberts y conexas.

sábado, 16 de abril de 2011

De a poco, capaz tardíamente, aprendo a tomar las cosas como se supone que las toma todo el mundo. Está bueno, porque jugar en cancha desconocida me rompe un toque las pelotas. Y porque a veces creo que puedo ser muy buena al ajedrez pero no tengo del todo claro como se juega al veo veo.

martes, 12 de abril de 2011

ad-hoc

Decir que no me gusta lo que pienso no es lo mismo que decir que no me gusta lo que siento. Me puedo quedar tranquilo si espontáneamente me aparecen algunas de esas sensaciones que preferiría no tener. Que me causen rechazo los nativos de Bután no me preocupa, justamente, porque no estoy de acuerdo con lo que siento y ni se me ocurriría hacer algo en contra de los amables butaneses. No es lo mismo pedirle a alguien que en la intimidad muestre lo que siente que pretender que toda la sociedad se guíe por las emociones. Si viviéramos en un mundo donde todos se dejaran llevar por lo que sienten el índice de violaciones volaría por los aires. Por eso es una pavada que para todo, todo el tiempo y en todo lugar, hay que dejarse llevar por los sentimientos. Con lo que pienso no es tan sencillo. Intuyo que estoy equivocado pero no le encuentro la vuelta y, cuando estoy convencido de algo, ya no es tan fácil hacer lo contrario. Mientras tanto, no me gusta lo que pienso.

(en lamujerdemivida)

jueves, 24 de febrero de 2011

de Galeano, el martes pasado, acá en México

Cuando algún periodista me pregunta si soy optimista, yo contesto, sinceramente:
–A veces. Depende de la hora.
Siempre me parecieron más bien inhumanos los optimistas full time.

lunes, 21 de febrero de 2011

y entonces ves Precious y recuperás la perspectiva, aún cuando sea domingo de tardecita/noche.

lunes, 14 de febrero de 2011

muy agradecida con la vida

... por darme la oportunidad de rodearme de gente q hoy, 14 de febrero, manda cosas como ésta:

viernes, 11 de febrero de 2011

de Andrés Neuman en lamujerdemivida

Mi único pecado

No se ha dicho todo sobre la sexualidad de las monjas. Ni que hablar de la sexualidad de una ex monja como la protagonista de este cuento. Una historia que inspirará a las almas piadosas.

Cuando conocí a Juana, aunque ya no era sor, me volví loco. O no. Me explico mal: se volvía loca ella, y por lo tanto yo.

Sor Juana abandonó el convento cuando tenía treinta y nueve años. La noche en que la conocí, ella me dijo que todo había sido culpa de la menopausia. ¿Qué dices?, objeté yo, pedante, ¡la menopausia empieza a los cincuenta! Juana se me quedó mirando como esos curas que están a punto de castigarte y deciden absolverte. Se me quedó mirando con una sonrisa helada, invitadora, con esos ojos negros como sus dos pezones, y contestó tranquilamente: ¡Tú qué vas a saber de la menopausia de las monjas! Quince minutos después, Juana pagó las copas. Veintidós minutos después, milagro, encontramos un taxi libre en la Gran Vía. Cuarenta y tres minutos más tarde, ella daba alaridos encima de mí, inmovilizándome las muñecas.

Acostarme con Juana, y no me entiendan mal, fue como recuperar la fe. Gracias a ella encontré la luz, la senda, el gozo divino, más o menos por las mismas razones por las que ella los extravió para siempre. Sospecho que me explico mal. Es lógico: hablar de Juana me trastorna la lengua. Lo que intento decir es que Juana, siempre según su relato, perdió la virginidad con un fraile gordito una semana antes de colgar los hábitos. Para ser precisos, digamos que perdió la virginidad con seis o siete frailes, no todos ellos gorditos, a los treinta y nueve años de edad. Fue, en sus propias palabras, probar apenas uno y ya quererlos todos. Todos. Todos. Todos. Huelga decir que la repetición no es mía, sino de Juana. Así lo contaba ella, con los ojos entrecerrados y las piernas bien abiertas, después de cada orgasmo. Esta imagen me recuerda de inmediato el sexo de Juana: angosto, acogedor, velludo. Procuraré no desviarme demasiado.

En cuanto Juana comprendió que nunca más sería digna a los ojos del Señor, cosa que comprendió rápido, se dejó crecer el cabello, se buscó un trabajo de ayudante en una veterinaria y dedicó todo su tiempo libre (todo, todo, todo) a fornicar con hombres de cualquier aspecto, raza y condición. El único requisito, según contaba Juana, era que no se enamorasen de ella. Y que se lo prometieran desde el primer día. Yo ya he estado casada, les decía (nos decía), con el más grande Él de todo el universo. Viví comprometida con mi Señor desde los dieciocho hasta los treinta y nueve. Y como es imposible aspirar a entregas más altas, yo ahora quiero sexo, sexo, sexo. Aunque sé que por eso me voy a condenar.

Cualquiera que no se haya acostado con Juana, y reconozcamos que esa posibilidad empieza a ser remota en Madrid y alrededores, podría reírse de esa frase suya: sé que por eso me voy a condenar. Y creería quizá que se trataba de una excusa pía, por no decir barata. De un subterfugio para redimir su comportamiento pecaminoso. Pero bastaba una sola noche con ella, por no decir un breve coito, apenas un amago de penetración, para comprender hasta qué punto la afirmación de Juana era severa y transparente.

La vida sexual de Juana era mucho más que eso. Que vida, me refiero. Y de no haber sido tan arrasadora y entusiasta, estaría tentado de decir que se trataba justo de lo contrario: de una muerte sexual. Con sus correspondientes, y absolutamente inevitables, resurrecciones carnales. Puedo imaginar, casi puedo oler los equívocos que esta declaración despertará en las mentes más perversas. Éxtasis espasmódicos. Succiones misteriosas. Burdas acrobacias. Inverosímiles duraciones. Por Dios, por Dios, por Dios. Nada más lejos: lo de Juana era distinto. Más llano. Sin técnicas orientales. Sin posturas incómodas.

Lo de Juana era algo que nuestra civilización casi ha perdido: pura lascivia. Con sus tentaciones irrefrenables, sus remordimientos sinceros y sus reincidencias fatales. Lo increíble era que estos ciclos que a la gente vulgar pueden llevarle días, meses, años, Juana los resumía vertiginosamente en unos minutos: los mismos que durase el sexo. Intentado una aproximación científica, digamos que las mujeres normales experimentan las fases de excitación, meseta, orgasmo y resolución. Juana en cambio padecía rubor, enajenación, arrepentimiento y recaída. Sin parar. Con la naturalidad de una tormenta de verano.

Desde la primera noche que pasé con Juana en su casa, rebotando en el sofá de la salita de estar, asistí boquiabierto a la liturgia que se repetiría siempre. Ella me desnudaba con brutalidad, me mordía con ansia, me rechazaba brevemente, se arrancaba las bragas y me atraía dentro de ella. Entonces daba comienzo la parte más asombrosa, la que terminaba de capturar mis sentidos y que, de alguna forma, terminó por condenarme: Juana hablaba. Hablaba, aullaba, rezaba, suplicaba, lloraba, reía, cantaba, daba gracias. Para hacerla ingresar en aquel trance no hacían falta hazañas físicas. Sólo había que dejarse llevar. Aceptarla. La recompensa era, sin excepción, apabullante. Entre los cientos de obscenidades bíblicas que Juana profería durante el acto, a mí me fascinaban sobre todo las más simples: «me fuerzas a pecar, maldito»; «por tu cuerpo ya no tengo perdón»; «me llevas al infierno». Algún escéptico podrá objetar que eran meras exclamaciones de doctrina. Pero a mí, siendo honesto, esas cosas me conquistaban. Soy un hombre corriente. No suelo despertar grandes pasiones. Y nunca jamás, entiéndanme, había llevado a nadie hasta el infierno.

Mi tragedia era esta: ¿cómo fornicar después de Juana? ¿Valía la pena salir de las voluptuosas llamas del averno para reposar en las mediocres blanduras de un colchón cualquiera? Con Juana cada embate era un acontecimiento. Un placer deplorable. Un acto de maldad trascendente. Con las demás mujeres, en cambio, el sexo sólo era sexo. Mecánica anatómica, deseo satisfecho. Desde que conocí a Juana todas mis amantes ocasionales, y muy especialmente las progresistas, me parecían tibias, previsibles, de una normalidad desesperante. Lo que hacíamos juntos no era terrible, ni atroz, ni imperdonable. Ninguno de los dos perdía sus principios al hacer lo que hacíamos. Con el tiempo fui pasando de la apatía a la fobia, y llegué a detestar los gestos vacíos que intercambiaba con mis amantes. Las pequeñas contracciones. Los grititos moderados. Los tímidos gemidos. Ya no podía estar con nadie que no fuese Juana. Sin ella, el sexo carecía de promesas.

La última noche que vi a Juana, iba vestida como de costumbre: falda ancha y zapatos viejos. Sin maquillar. Un poco despeinada. Y con la carne erizada, temblorosa, como en espera de un terremoto. Cuando ella se arrancó las bragas y contemplé de nuevo su sexo oscuro, no pude evitar besarla y susurrarle al oído: Estoy enamorado. Juana cerró las piernas de inmediato, se ovilló en el sofá, elevó el mentón y dijo: Entonces vete. Lo dijo tan seria que ni siquiera tuve ánimos para insistir. Además, era yo quien había incumplido su promesa. Me vestí avergonzado.

Mientras cruzaba la salita, oí que Juana me chistaba. Me volví hacia ella con la esperanza de que hubiera cambiado de opinión. La vi acercarse desnuda. Caminaba rápido. Se notaba que tenía los pies fríos. Me miró fijo a los ojos con una mezcla de rencor y compasión. No se puede ir al infierno por amor, me dijo. Después se apagó la luz.

Todavía hoy, cada vez que pienso en Juana, se me doblan las rodillas y se me seca la boca. Mi vida, por supuesto, siguió adelante. No me va mal. He vuelto a acostarme con otras mujeres. Yo no me enamoro, ellas no enloquecen. Nos vemos de vez en cuando. Fingimos encontrarnos para cenar. Bromeamos con cortesía. Nos aburrimos gratamente.

A veces me miro al espejo, acerco la boca a la boca y me pregunto qué ha sido de mis infiernos. La respuesta es sencilla: nada. Nunca he tenido un infierno propio, como Juana. Mi único pecado fue perderla.

martes, 1 de febrero de 2011

Ahora, decime, Romeo, que se había enamorado con igual intensidad de otra mujer solo unas páginas antes... ¿No podía darse cuenta, acaso, de que también a Julieta podría olvidarla con el pasar de los años, que no valía la pena sumergirse en semejante tragedia ni acabar con su vida por un par de revolcones?

domingo, 30 de enero de 2011

clavé 32 kms. en bici en 2 horitas.
a nadie le importa, excepto a mi sedentario ego.

lunes, 24 de enero de 2011

jueves, 20 de enero de 2011

cuando era chica y llegaba a algún lugar mi madre siempre me decía "saludá" y me daba un empujoncito.
hoy pensaba que hay gente a la que le escribo mails que debería tener a mi madre atrás diciéndoles "respondé".

miércoles, 19 de enero de 2011

update

la misma compa del post anterior canta ahora "color esperanza" de diego torres.
es de manual, posta.

cori seguro estaría en contra mía y de mi compa

hoy leí en el diario una nota sobre la mujer objeto.
en realidad era una entrevista a un novelista que saca un nuevo libro donde aparentemente se indaga en ésta y otras cuestiones que remiten al universo masculino en el que las mujeres nos criamos, ponele.
hasta ahí, nada nuevo bajo el sol.

pero a escasos minutos de terminar de leer la nota llega una compa del laburo en actitud de juntar pitufresas diciendo que no se dió cuenta de pasar a buscar a otra que le quedaba de camino.
otro de los chicos le dice: “pero vos que hacías por ahí?” y ella responde “es que me quedé en un hotelito con X y es justo por la casa de fulana”.
entonces se volvió obvio que lo de juntar pitufresas no era gratuito.

y pensé entonces que el novelista pasó (probablemente) horas dando forma a un relato donde la mujer representada no necesariamente está hecha a imagen y semejanza de mujeres como mi compa, que no sólo no se molestan por el lugar que ocupan, sino que además andan por la vida cual niño cantando villancicos.
y no la culpo eh!

martes, 18 de enero de 2011

sigo siendo elenco

durante las (ponele) 16 horas diarias que estoy despierta pienso en alrededor de 48 hipótesis sobre otras tantas (también) situaciones hipotéticas.
ni yo me creo que haría tal cosa si pasara tal otra.
en fín, ahí voy pensándole la vida a mi alter ego, que posta que tiene la vaca atada.


ahhhhh!!! y seguro el muy puto de mi alter ego fuma como un escuerzo porque yo estoy que rasco las paredes.

viernes, 14 de enero de 2011

mis respetos

alguna vez leí por ahí (o alguien me lo dijo) q los hombres q regalaban flores “la podían”. es casi de público conocimiento q no es mi caso: las flores no son de mis cosas preferidas y las expresiones de afecto o cursilería me ponen por demás incómoda.

pero hace días q me cruzo en la calle a pibes q llevan flores en la mano, como si las hubieran comprado de camino para el otro en cuestión.

y banco mucho mucho a esos pibes q van en actitud de “le llevo flores a mi chica y no me importa quedar como un corneta frente a todos los q me cruzo mientras llego a ella”.

asi q eso, gracias a esta gente q hace q mi escepticismo no se desborde.

jueves, 13 de enero de 2011

ando por México de nuevo.
me dieron ganas de escribir q hoy casi q devoré ORSAI.
y como q durante todo el día fuí la RRPP de Mairal.
cada una de las personas q me crucé fue víctima de mi necesidad de comentar su texto.

ahhhhhh!!!! y si de ñoñadas se trata, acá va el link de algo que escribimos con celi cuando nos creíamos adorno y horkheimer: http://filosofiabiblioteca.blogspot.com/2010/07/sujeto-tambien-se-dice-de-muchas.html